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Antiveneno de alacrán, aporte de Lourival Possani al mundo 

Ene 03, 2017

 

Ciudad de México. Estudioso desde hace más de cuatro décadas de los componentes y estructura del veneno de alacrán, el doctor Lourival Domingos Possani Postay recibió el Premio Nacional de Ciencias 2016 en el área de tecnología, innovación y diseño “por su contribución científica al estudio de la estructura y función de los péptidos y proteínas del veneno de los alacranes”. Con esto se convirtió en el primer mexicano en recibir en dos ocasiones el reconocimiento que otorga la Secretaría de Educación Pública, la primera vez fue en 1996 en el área de ciencias físico-matemáticas y naturales, esto es en ciencia básica.

El investigador emérito del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que se decidió por esa línea de investigación cuando realizaba el doctorado en Biofísica Molecular por la Universidad de París, Francia, en 1970, donde estudió el veneno de una especie de serpiente. Allá conoció a María Eugenia Espinosa y Tellez-Girón, pianista mexicana con la que se casaría más tarde.

Luego de realizar su posdoctorado en la Universidad Rockefeller, Nueva York, y pasar una temporada breve en Brasil, su país natal, decidieron radicar en México, donde colegas mexicanos le dieron facilidades para realizar sus estudios. Desde 1974 trabaja en la UNAM. Tiene en su haber 86 patentes de invención depositadas, de las cuales 47 ya fueron aprobadas, la mayor parte internacionales, destacando la productividad que ha realizado en la UNAM, y por medio de la cual ha cedido derechos de patentes a varias compañías farmacéuticas mexicanas.

Entre sus últimas aportaciones en el tema, destacó Possani se encuentra el haber emprendido el estudio de inmunoglobulinas humanas capaces de neutralizar las toxinas del veneno de alacrán. “Este trabajo fue realizado con el doctor Baltazar Becerril y la doctora Lidia Riano. Ellos aislaron a los genes que codifican a las inmunoglobulinas humanas con un banco de ácido desoxirribonucleico complementario del cual seleccionaron a las inmunoglobulinas capaces de neutralizar la acción del veneno, ya que las que se utilizan actualmente de caballo pueden ocasionar choques anafilácticos en las personas al ser reconocidas como extrañas por el organismo”.

Este desarrollo ya ha sido patentado y se espera que pronto llegue al mercado un nuevo tipo de antivenenos basados en inmunoglobulinas humanas que sustituyan a los antivenenos de caballo. La picadura de alacrán es considerada un problema de salud pública en México al estimarse que al menos 300 mil personas son afectadas anualmente.

“Cuando llegué al país hace más de 40 años no se conocía bien desde el punto de vista bioquímico la composición de los venenos de alacranes ni por qué mataban a la gente. Por eso decidimos estudiar el veneno de los alacranes mexicanos. Hemos formado un grupo de investigadores y se tienen colaboraciones con científicos de unos 17 países que van al Instituto de Biotecnología a hacer sus estudios”, indicó el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.

Sobe este su campo de especialidad, aclaró que la vacuna es una cosa y el antiveneno otra. La vacuna se aplica para que el organismo genere anticuerpos que ayuden a controlar una infección, un virus, bacteria o inclusive el piquete de un animal; mientras que el antiveneno es un paliativo para cuando la persona ya fue afectada, en este caso, por el artrópodo. Inicialmente Possani tenía la intención junto con su equipo de investigación de generar una vacuna, pero no funcionó porque “la picadura es un evento muy abrupto y  rápido. Si no se tiene la cantidad de anticuerpos suficiente no funciona, y como la generación de esos anticuerpos era de baja afinidad, no protegía”.

Fue cuando se inclinaron por buscar un antiveneno. Comentó que se hizo una expresión heteróloga, es decir, utilizaron a otro organismo que produjera a las toxinas —proteínas de bajo peso que reconocen ciertos sitios específicos del organismo que causan problemas de comunicación entre las células— de una forma atenuada o por medio de un híbrido con otra proteína que funcionara como cargador. Tras probar con diversos animales, se dieron cuenta que el procedimiento funcionaba con caballos y ahora una compañía farmacéutica realiza el procedimiento para mejorar la producción de anticuerpos de caballo.

“Se inyecta a los caballos con cantidades crecientes de veneno y el caballo va generando una respuesta inmune, es decir, va generando inmunoglobulinas que reconocen el veneno del alacrán y lo neutralizan. Las compañías que sacan la sangre del animal purifican las inmunoglobulinas, inclusive hay un tratamiento enzimático para usar fragmentos del anticuerpo, se llama fagoterápico y se aplica una vez que el individuo fue picado por el alacrán”.

El laboratorio del doctor Possani es hoy un referente internacional en el tema de venenos de alacranes y sus posibles aplicaciones. Sostuvo que se han encontrado otras posibles aplicaciones de este. Recientemente se aislaron y patentaron componentes que funcionan como antibióticos, así como antiparásitos como el plasmodio que causa el paludismo. También se reconocieron péptidos que actúan en un sitio específico en linfocitos humanos que podrían ayudar a controlar diabetes tipo 1, psoriasis y artritis reumatoide.

Possani cursó una licenciatura en Ciencias Naturales en la Universidad Federal del Rio Grande del Sur en Porto Alegre, en Brasil, donde nació. Cuenta con estancias sabáticas en el Max Planck Institute de Dortmund, Alemania (1981-1982) y en el Baylor College of Medicine en Houston, Estados Unidos (1985-1986), así como un doctorado Honoris Causa por la Universidad de Debrecen, Hungría (2005), entre otros múltiples premios y reconocimientos. Su prolífica carrera contabiliza 331 artículos publicados en revistas arbitradas, mismas que han sido citadas en más de 11 900 ocasiones, además de que ha dirigido 90 tesis, 28 de ellas de doctorado.

Redacción MD