Se estima que cada año 500 mil personas mueren por complicaciones relacionadas con el VHC, incluyendo hepatitis crónica, cirrosis hepática e insuficiencia hepática, que pueden llegar a derivar en cáncer Primario de Hígado (carcinoma hepatocelular).
La Hepatitis C es una enfermedad silenciosa lo que explica que hasta un 75 % de los pacientes desconocen estar enfermos, por lo que los Servicios de Salud en todo el mundo se han dado a la tarea de desarrollar estrategias que les permitan buscar a las personas con factores de riesgo para la Hepatitis c, diagnosticarlos y tratarlos utilizando los nuevos antivirales directos, libres de Interferón que permiten tasas de curación (Respuesta Viral Sostenida) en más del 90 % de los casos.
Los programas de salud para el control de la Hepatitis C, están diseñados para prevenir la enfermedad mediante la educación a la población general y al personal de salud, hacer el diagnóstico en todos o en la mayoría de los casos y de confirmarse, administrar el tratamiento correcto. Los pacientes tienen que ser evaluados periódicamente después de recibir el tratamiento para asegurarse que la Respuesta Viral es, precisamente, sostenida, meses y años después de haber terminado el tratamiento, diagnosticarla y tratarla.
La Hepatitis C puede curarse eliminando el virus y cuidando que el paciente no se reinfecte sobre todo en aquellos enfermos que adquirieron la Hepatitis C al inyectarse drogas ilícitas y compartir jeringas y agujas contaminadas.
Entre los medicamentos libres de interferón que ya han sido aprobados por las distintas agencias reguladoras en Estados Unidos y en países de Europa se cuenta con inhibidores de Proteasa, de NS5a y NS5b, y son: Simeprevir, Sofosbuvir, Daclatasvir, Ledipasvir, Ombitasvir, Pariaprevir, Dasabuvir y varios otros compuestos que próximamente estarán también disponibles para que el médico pueda escoger el medicamento o la combinación de medicamentos que mejor le sirvan a su paciente.
En grupos de personas con Hepatitis C con y sin cirrosis hepática con insuficiencia renal, en hemodiálisis o que han tenido o requieren de trasplante renal, se han estudiado otros compuestos como grazoprevir y elbasvir con resultados promisorios.
Todos los antivirales directos de segunda generación mencionados son de administración oral, con pocos efectos colaterales y con altas tazas de curación.
La industria farmacéutica continúan haciendo estudios de investigación hasta lograr tener el medicamento ideal que consiga la curación y que mejore al mismo tiempo, las manifestaciones extrahepáticas de la hepatitis C.
Los nuevos antivirales tendrán que ser pangenotípicos, es decir, que sirvan para todos los genotipos conocidos del virus C, libres de interferón, administrados por vía oral y con una duración entre 8 y 12 semanas, que puedan utilizarse en pacientes incluso con cirrosis avanzada, o en enfermos coinfectados por ejemplo, con VIH , o con Hepatitis B, que tengan poco o nulos efectos colaterales y que no generen resistencia, los llamados polimorfismos (RAVS, por sus siglas en inglés) y sin interacciones medicamentosas (“drug – drug interactions”).
*Dr. Enrique Wolpert es un reconocido gastroenterólogo. Ex Presidente de la Academia Nacional de Medicina y Presidente del Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática. Egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Cursó el postgrado en Gastroenterología y Hepatología en la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, de Los Estados Unidos, y estudió la especialidad de Medicina Interna y Gastroenterología en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición. Ha sido coeditor de libros de Hepatología y Gastroenterología. Ha publicado más de 70 artículos originales y de revisión en revistas científicas Nacionales e Internacionales con arbitraje editorial.