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Cómo tratar –o no tratar- el neuroma acústico

Sep 13, 2017

Por Dr. Michael Link*
Cuando un paciente es diagnosticado con neuroma acústico - un tumor benigno que afecta el nervio que conecta al oído con el cerebro -, en algunos casos se recomienda una cirugía para extirpar el tumor. Pero en otros, lo más probable es que no se necesite tratamiento. El Dr. Michael Link, experto en Neurocirugía de Mayo Clinic, explica todo lo referente a esta afección y cómo tratarla.

El neuroma acústico, cuyo nombre más exacto es schwannoma vestibular, es un tumor benigno que crece en los nervios del equilibrio y la audición. Esos nervios se unen para formar el nervio vestibulococlear que corre desde el oído interno hasta el cerebro. La pérdida de la audición debida a un neuroma acústico generalmente es más pronunciada en un lado que en otro. Durante muchos años, los médicos pensaban que la extirpación quirúrgica era el mejor tratamiento; pero a mediados de la década de los años 80, la radiocirugía estereotáxica (como la radiocirugía con bisturí de rayos Gamma) demostró ser segura y eficaz. Ahora, cada vez son más los médicos que concluyen que en ciertos casos, a la larga, ningún tratamiento puede ser tan bueno o hasta mejor que una intervención activa.

El neuroma acústico nace de las células (células de Schwann) que forman el aislamiento que rodea al nervio vestibulococlear. No se sabe con seguridad qué hace crecer en exceso a esas células y formar un tumor, pero posiblemente tenga alguna relación con defectos genéticos esporádicos. Los neuromas acústicos son poco comunes y normalmente se diagnostican entre los 30 y los 60 años. En casos raros, el crecimiento celular excesivo puede deberse a un trastorno heredado llamado neurofibromatosis tipo 2.

La mayoría de los neuromas acústicos crece muy lentamente, aunque la tasa de crecimiento es diferente en cada persona y puede variar de un año a otro. Algunos neuromas acústicos dejan de crecer y unos pocos hasta se encogen espontáneamente. A pesar de que el tumor no invada el cerebro, bien puede presionarlo a medida que crece.

Las señales y los síntomas normalmente incluyen la pérdida de la audición en un oído, zumbido en el oído (acúfenos o tinnitus) y falta de equilibrio al caminar. En ocasiones, puede presentarse entumecimiento u hormigueo faciales, y en raras ocasiones, un tumor grande es capaz de presionar sobre el tallo cerebral y poner en peligro a las funciones vitales. Además, el tumor puede impedir el flujo normal de líquido entre el cerebro y la médula espinal, lo cual permitiría la acumulación de líquido dentro de la cabeza, afección conocida como hidrocefalia.

El diagnóstico puede ser problemático debido a que los primeros signos y síntomas quizás se atribuyan a otras causas más conocidas, como la edad o la exposición al ruido. Sin embargo, cuando se sospecha un neuroma acústico porque el examen de la audición revela disminución predominante sobre un oído solamente, el siguiente paso es realizar exámenes por imágenes (normalmente una resonancia magnética) para buscar un tumor en el nervio vestibulococlear. Cada vez es más común descubrir neuromas acústicos de manera fortuita, según ocurre cuando una persona se somete a una resonancia magnética debido a otra razón como un dolor de cabeza crónico, esclerosis múltiple, o incluso en las imágenes obtenidas para vigilar otro tumor aparte.

El tratamiento varía según el tamaño y el crecimiento del neuroma acústico, de los síntomas y de las preferencias personales. Las alternativas incluyen lo siguiente:
· Control
Ante un neuroma acústico que no crece o lo hace muy lentamente y produce pocos o ningún signo o síntoma, el médico tal vez decida controlarlo. Los últimos estudios indican que más de 50% de los tumores chicos no crecen después del diagnóstico y un pequeño porcentaje hasta se encoge. El control del neuroma acústico implica hacer con regularidad exámenes de la audición y por imágenes, normalmente cada 6 o 12 meses. El principal riesgo del control es que el tumor crezca y que se pierda la audición progresivamente.

· Radiocirugía estereotáxica
Este método puede adoptarse cuando el neuroma acústico crece y provoca signos y síntomas. En este procedimiento, los médicos administran al tumor una sola dosis de radiación con elevada precisión. La tasa de éxito del procedimiento para detener el crecimiento del tumor normalmente supera el 90%; sin embargo, pese a que el riesgo sea bajo, la radiocirugía estereotáxica puede dañar los nervios faciales, del equilibrio y de la audición aledaños, empeorar los síntomas o producir nuevos.

· Cirugía abierta
Normalmente se recomienda la extirpación quirúrgica cuando el tumor es grande o crece de forma rápida, e implica extirpar el tumor a través del oído interno o mediante una abertura en el cráneo. Cuando es posible extirparlo sin lesionar los nervios, se puede conservar la audición. Los riesgos de la cirugía incluyen daño nervioso y empeoramiento de los síntomas. De manera general, mientras más grande es el tumor, mayor es la probabilidad de que los nervios faciales, de la audición y del equilibrio se vean afectados. Otras complicaciones pueden incluir dolor de cabeza constante.

La investigación para comparar las tres tácticas de tratamiento continúa, pero según los datos a largo plazo, parece que cualquiera que sea el tratamiento elegido, los resultados muestran una diferencia sorprendentemente pequeña en los tumores chicos. Lo recomendable es acercarse a un experto, para verificar que el control del neuroma acústico sea lo adecuado de acuerdo a la situación del paciente.

*Neurocirugía, Mayo Clinic

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