Incluso pacientes que han muerto aparentemente por otras causas en hospitales tenían focos neumónicos en su radiografía de tórax sin manifestar sensación de falta de aire, a pesar de tener una baja oxigenación.
Ante estos datos, los médicos reconocen que la neumonía ocasionada por COVID- 19 ocasiona una deprivación de oxígeno que han denominada hipoxia silenciosa por su insidiosa forma de presentación.
De hecho, se ha visto que los enfermos con COVID19 no sienten que les falta el aire inicialmente aún cuando baja su saturación de O2. Cuando ya presentan finalmente esta sensación, sus niveles de oxígeno en sangre son alarmantemente bajos con una neumonía de gravedad moderada a severa.
En condiciones normales, a nivel del mar, la saturación ideal de oxígeno es de 95 a 100 por ciento. Los pacientes con COVID-19 pueden presentar saturaciones hasta del 50 por ciento que ponen en riesgo su vida.
Por eso es fundamental contar, hoy más que nunca, con un oxímetro de pulso en casa y medir regularmente nuestra saturación de oxígeno. Un oxímetro de pulso preciso y confiable permite percatarnos cuando hay una disminución en la oxigenación de la sangre y consultar al médico antes de llegar a un cuadro severo de hipoxia.
La oximetría de pulso permite medir la saturación de oxígeno en forma no invasiva mediante un dispositivo que se coloca en el dedo. En segundos aparece el porcentaje de saturación. Contar con un oxímetro de pulso de calidad hospitalaria que además ofrece otras mediciones como las frecuencias cardiaca y respiratoria, así como el volumen pulmonar, permite obtener la información necesaria para consultar al médico en el momento preciso y recibir atención de manera oportuna.
Redacción MD