En el marco del Día Internacional de la Juventud, definió a esta problemática como el abuso de poder de forma repetitiva con el fin de hacer daño. En los últimos años ha cobrado relevancia porque se ha encontrado en las redes sociales otra manera de ejercer violencia con memes o insultos directamente a los perfiles de las víctimas.
El bullying puede presentarse de diferentes formas, las clásicas son marcas de moretones, maltrato físico: pegar, robar, empujar al compañero; maltrato verbal: insultar y menospreciar, y exclusión social: ignorarlos y/o aislarlos.
Indicó que son los varones quienes más padecen esta situación, e influye la sobreprotección de los padres que impide al menor contar con herramientas para ser independientes, incluso, para solucionar sus problemas.
También influye el machismo que obliga a los niños a aguantarse sin llorar, y se puede agregar el ambiente de alcohol y drogas en casa, lo cual los hace más vulnerables.
De esta manera, “la persona afectada se aísla, está irritable incluso con la familia, manifiesta rechazo franco a ir a la escuela y tiene problemas con los compañeros.
Agregó que también son comunes las pesadillas y miedos que generalmente desaparecen el fin de semana porque no va a la escuela y reaparecen el domingo por la tarde, al pensar que va a vivir otra vez el entorno hostil.
Cuando un acoso escolar no es detectado a tiempo, puede causar trastorno mental como depresión y/o ansiedad, e incluso estrés postraumático, depresión y suicidio.
Manifestaciones como ‘ya no sirvo para nada’, ‘no tendría para qué estar aquí’, ¿para qué vivir?, son datos de alarma para pensar que el problema es grave y quien lo padece está considerando el suicidio, insistió la especialista.
La doctora Torres Mata también describió a los agresores como personas que muchas veces viven situaciones de violencia en casa, donde las formas de comunicarse o de relacionarse son con insultos o golpes.
Son jóvenes con problemas para controlar sus impulsos, pero sobre todo que desde los 5 o 6 años de edad manifiestan baja tolerancia a la frustración.
A lo largo de su vida, los agresores han tenido reportes de mala conducta en la escuela, muchas veces los padres minimizan este tipo de cosas y no atienden cuando es debido, esto significa que el adolescente debe ser atendido por un profesional de la salud mental.
Ante este panorama, la especialista de Servicios de Atención Psiquiátrica recomendó estar en constante comunicación padres e hijos, quiénes son sus amigos, sus intereses y brindar la confianza para externar el problema.
También es importante la supervisión en el uso de las redes sociales, limitarles los tiempos, conocer sus pláticas y personas con quienes interactúan.
De esta forma, el niño tendrá ayuda y orientación sobre las herramientas que favorezcan para un desarrollo sano.
Redacción MD